Eso solemos decir siempre, nos
damos cuenta de lo que hacen los demás, pero no de lo que hacemos o decimos nosotros mismos.
Pero, la forma inteligente de actuar es
ser consciente de nuestra actitud e
intentar mejorarla. Es más difícil, claro, pero ahí está el reto, y todos
podemos.
Habitualmente, nos quejamos de
lo que hacen o dicen las personas que
nos rodean, si hace mucho frío, si hace
mucha calor, si llueve, si tengo que planchar mucho, si tengo mucho trabajo, si
tengo poco, si no me gusta el programa
de televisión, si se me olvida algo, si es al otro al que se le olvida, si mi
compañero de trabajo o estudio hace algo, si mi jefe hace o dice algo que me
molesta, bueno, sería un sinfín de cosas.
Hoy, os invito a realizar un
juego, para observar el grado de quejas que emitimos.
Un día, llegó a mi correo una
divertida propuesta. Se trataba de coger una pulsera y ponérnosla en la muñeca
en una de las manos y contar 21 días sin quejarnos.
Cada vez que realizásemos una
queja, esa pulsera debía pasar a la otra mano. Y en ese caso, había que empezar
a contar de nuevo desde cero, hasta 21 otra vez.
El objetivo era conseguir que la
pulsera estuviese todo ese tiempo en el mismo sitio.
Pues bien, es muy divertido
tener esa experiencia, porque es cuando tomamos conciencia de las veces que nos
quejamos durante el día, y nos llevamos una sorpresa.
Prueba el experimento, pero no te desanimes. Si ves
que hay mucho movimiento de pulsera, no
te estreses, igual hasta te da risa de ver ese vaivén y te das cuenta de lo que
no veías.
Cuando pases un día o varios haciendo
este ejercicio, pasa a leer los siguientes párrafos.
Si queremos trabajar con ese
movimiento de pulsera, para que cese más rápido, podemos realizar nuestra parte.
Cuando nos quejamos, normalmente
tenemos rabia. También llegamos incluso al
rencor.
Estoy en una emoción inadecuada, en la que estoy dando vueltas y vueltas, como un hámster dentro del
columpio en su jaula. Y esto nos genera una energía autodestructiva. Esta rabia
nos hace sufrir, e incluso lo paga nuestro cuerpo. Además quejarse, al fin y al cabo, no es
hacer nada.
Podemos observar que muchas
veces nos quejamos, y justamente a la persona inadecuada, la que no nos puede
ayudar.
Se trata simplemente de
aceptar nuestra responsabilidad, la acción desde nuestra parte. Y ver qué podemos hacer.
En nuestras manos está tomar la
decisión de hacer algo para salir del columpio del hámster. Así que cogemos
nuestra parte, y nos decimos ¿Y yo que voy a hacer?
Aquí empieza nuestra responsabilidad. Si sólo nos desahogamos, no estamos haciendo
nada, y aquí se trata de como hemos dicho antes, ver que es lo que yo voy a hacer.
Aquí es donde tenemos algo que proponernos, un cambio por el que empezar.
Por ejemplo, aparece un día de
lluvia, y ya empiezo a quejarme, tengo que llevar paraguas, habrá más tráfico,
lo que faltaba, hoy que quería ir a la playa,… pues si estamos en esta actitud de queja, nuestro interior lo va a notar, y por lo tanto
nuestras actitudes exteriores. Podríamos
decirnos, pues, que bien que esa lluvia era necesaria para nuestro medio
ambiente, la limpieza de nuestra ciudad, regar los campos, si hoy no salgo de
paseo, pues quizá sea el momento de parar, darme un tiempo y leer un libro,
escribir, relajarme,… hacer cualquier otra cosa que no haría en su lugar.
Tengo por ejemplo un mal día en
el trabajo. Puedo optar por estar quejándome todo el día de lo que ha pasado,
llegar a casa y seguir quejándome, o pagarlo con mis seres queridos, gastar
tiempo de mi vida criticando a esa persona y hablando mal , etc. O en su lugar, puedo preguntarme que ha
pasado, si tiene que ver conmigo lo ocurrido, cómo puedo hacer para que eso no
vuelva a ocurrir, qué he aprendido de esa situación, etc. Y así dejar
esos bucles que parecen que no acaban, y poder seguir “viviendo”.
Este movimiento en nuestra
actitud, ayudará a que nos encontremos mejor, y que muchas de las cosas en
nuestra vida fluyan con más rapidez. Yo
decido ir saliendo de esas ruedas como las del
hámster, que no nos dejan ir o
movernos hacia otro lado, hacia las cosas bonitas que deseamos para nuestra
vida. No nos ayuda esa actitud de queja, nos hace ir demasiado lentos en ese
camino hacia nuestros objetivos.
Siempre hacia la búsqueda de lo
que deseamos, evitando el sufrimiento absurdo y sintiéndonos cada vez más felices.
Te invito a probar la pulsera, y
aprender de ella.
No desperdiciemos ni un solo segundo
de nuestra vida .
Conchi Romero Medina
Estructura Abierta
Metodología para la Conciencia.
Para ser YO QUIEN SOY, y TÚ, SER QUIEN ERES.
Estructura Abierta
Metodología para la Conciencia.
Para ser YO QUIEN SOY, y TÚ, SER QUIEN ERES.
Bonito metodo para observar....tanto nos quejamos...por todo, Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti por estar ahi.
ResponderEliminar